ÚLTIMA SEMANA. Si una imagen vale más que mil palabras, ¿cual sería el rendimiento de una palabra en imágenes? Y una vez imagen, se pierde algo al volver a ser palabra? Llenguatge codificat es una muestra organizada por PARADIGMAS GALERÍA que presenta el ir y venir de la palabra escrita en el proceso de creación de cuatro artistas. De portadora de significado, la palabra pasa a materia que brinca entre códigos y lenguajes en la manos de estos creadores. Son cuentos que se esconden en códigos QR que accionan teléfonos móviles, mensajes encriptados en íconos tal como en un juego para niños, composiciones que se construyen a partir de letras que se deshacen y dibujos que más se parecen a caligrafías. Entre la apropiación de la tecnología digital y el uso de la pluma y tinta china, los brasileños Angélica Padovani, Chico Amaral, Daniel Burigo y Ralph Gehre provocan distintas metamorfosis del lenguaje verbal.
El producto de la creación de Angélica Padovani pulula entre un código y otro, gracias a la tecnología. Como en un pase de magia, palabras se transforman en una imagen y luego vuelven a ser palabras. Artista de formación, Angélica hace de la escritura su medio de expresión más recurrente. Lo hace cómo que para dar cuenta de los sentimientos e impresiones que le entran por los ojos y que luego toman la forma de palabras en su blog http://hanselygretel.wordpress.com. De ahí, Angélica ha seleccionado ocho micro relatos y los “ha escondido” en Códigos de Respuesta Rápida (QRcodes) exhibiendo solamente sus títulos. A primera vista parece que estamos delante de grabados geométricos y abstractos cuyos nombres parecen salidos de un almanaque personal: De la resignación, De los sustos, De cómo pasan los días… El código bloquea la lectura y para volver a las palabras hace falta instalar una aplicación en el teléfono móvil y así acceder a los mensajes de Angélica. La palabra sigue intacta en su estructura de lenguaje, pero queda atrapada por instantes en una imagen-código digital en su camino hacia al lector.
Chico Amaral también juega a disfrazar mensajes y presenta un criptograma en la muestra. En Enigma se encripta el mismo mensaje en cuatro idiomas: catalán, castellano, portugués e inglés. Chico hizo un recogido por el acervo cultural de estas cuatro lenguas para seleccionar los iconos que componen el mensaje a través del cual comparte una inquietud con quién se anime a descodificarlo. La obra, que es interactiva, deja en evidencia las diferencias entre cada cultura y la complejidad que es mover un mismo concepto de un contexto a otro. Mas allá de la traducción, la obra trata de la construcción de códigos compartidos y del desplazamiento. Para entrar en contexto, no basta con conocer el idioma, hace falta conocer el acervo de referencias que constituye la cultura de aquellos que lo manejan. Pero para entrar en el juego de Chico basta con un lápiz y la disposición para asociar los conceptos a las imágenes expuestas.
Con pocas palabras Ralph Gehre transforma el escrito en dibujo. En un re-escrito, mejor dicho. En las obras que presenta en PARADIGMAS la palabra se entrelaza, se transforma ella misma en imagen y revela otros registros. Ralph busca lo que las palabras todavía insisten en esconder y las elige tanto por su significado como por su diseño. “Son muchas y todas me sirven por sus curvas, ángulos, esquinas, cortes, subidas y bajadas”. En sus manos, la pequeña distancia entre los gestos de la escritura y del dibujo se estrechan y resultan en intrincados laberintos de colores con mensajes que no terminan de completarse como en Entremedios. Tampoco es posible recomponer lo dicho en los dibujos de Interminables Conversaciones Telefónicas. Nos queda la saturación y la casualidad de topar con algo figurativo en medio del camino. En la serie Casi Foto, ya no es la palabra la que brinca de un lado a otro. Pequeños recuadros hechos con rotuladores ya gastados componen otro tipo de tramas que remiten a fotografías digitales demasiado ampliadas. Al reproducir el momento de la desfiguración de una foto Ralph crea una imagen. El gesto manual y obsesivo del dibujante juega aquí con la persistencia del código binario. Las transformaciones de Ralph conducen siempre a los códigos de la pintura y del dibujo desde donde comparte su lectura del mundo.
Daniel Burigo, quizás el mas lírico de los cuatro, incorpora a sus dibujos anotaciones que son al mismo tiempo apuntes e imágenes. Es como si sus dibujos fueran en realidad diarios personales donde la palabra exige presencia, ni que fuera trazada como imagen, para dar cuenta de todo lo que vive el artista en su momento de expresión. El gesto de Daniel ignora la diferencia entre lenguajes y construye un dibujo de trazo caligráfico. Compulsivo y siempre atento a su entorno, cualquier cosa que le caiga en la mirada le sirve de punto de partida para un nuevo trabajo. Parece ser que el artista no dibuja sino que nos escribe sus días.
Cada uno a su manera, los cuatro artistas desplazan nuestro entendimiento de las cosas al suspender la lógica de los códigos. La palabra aquí hace piruetas. Para estos artistas, como siempre, en el principio era solamente el verbo. Apenas el verbo.
Inauguración: 1 de diciembre, a las 19h30. Exposición: del 2 de diciembre al 13 de enero. De martes a viernes de 16h a 20h30. Sábados de 17h a 21h.