Qué puede haber en común entre dos ciudades tan distintas como la utópica y moderna Brasília y la histórica Barcelona? Entre la primera donde solo es posible moverse en coche y el acogimiento de la segunda, donde caminar es la mejor manera de ir de un punto a otro, uno diría: nada. Pero al poner lado a lado los videoobjetos de Karina Días donde encierra espacios urbanos de Brasília y las fotos a grande formato de  las plazas de Barcelona de Liberto Fillo, se intenta tejer un hilo entre las dos ciudades.

Liberto, panameño que vive en Barcelona, “registra espacios arquitectónicos repetidas veces enmarcados para permitir una nueva apertura a la imaginación” explica la comisaria brasileña Graça Ramos en su texto de presentación de la muestra. Sus fotos sacadas desde lo alto de los edificios “dotan de carácter grandioso las plazas de Barcelona, incluso cuando son muy pequeñas”, añade Ramos. En esta lectura de lo real, “más que una documentación sobre estos espacios de respiración de Barcelona, lo que construye Liberto es una narrativa poética sobre lo humano en sus caminos y descaminos, en sus acciones y pausas en el escenario de la ciudad.”

La brasiliense Karina, se propone “metamorfosear el estado de ceguera cotidiana en deseo de ver, de ver paisaje”, anuncia Víctor Ramírez, joven comisario ibicenco que se debruzó a distancia sobre la obra de la también joven artista y su ciudad para constatar que para “abrazar el vasto espacio de la capital brasileña se requiere (…) una suerte de ojos protésicos.” Por ello, explica Ramírez, Karina se sirve de una serie de dispositivos que al final “se traducen en cajas que encierran imágenes de espacios urbanos descamuflados y transformados en poéticos e inteligentes souvenires –Souvenir-Brasilia, 2011–.” “En un juego de explícitos combates se encaran el huidizo urbanismo frente al recogimiento y la concentración, la escala gigantesca frente a la intimidad, el ir y venir velozmente motorizado frente al suave deslizarse del paseo, la intermitente mirada automovilística frente a la insaciable curiosidad del voyeur. La invitación es clara: detente, respira, contempla.”

Karina y Liberto construyen sus propios paisajes a partir de dos contextos muy distintos y verlos reunidos es una oportunidad para pensar sobre nuestra condición como habitantes de toda y cualquier urbe, permitiéndonos un emparejamento entre estas dos ciudades.

Apertura: 20 de septiembre, de 20h a las 22h30.
Exposición: del 21 de septiembre hasta el 19 de noviembre.
De martes a viernes de 16h a las 20h30 y los sábados de 17h a las 21h.
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